No sólo para caviares
Tal vez por su familiaridad con los formatos televisivos, a Eduardo Adrianzén le ha bastado poco más de una hora para hacer un retrato preciso e inclemente de la clase media alta limeña de los años setenta, los mismos en los que se dio el surgimiento de Sendero Luminoso. En "Respira", la galardonada obra teatral que acaba de ser puesta en escena en el Teatro Peruano Británico, Adrianzén nos lleva por un tour emocional que ora nos golpea con rudeza al reconocernos en los personajes y las situaciones, y ora nos libera con una carcajada cuando apela a la ironía, que termina siendo más dura aún que la crítica más demoledora.
"Respira" es una obra imprescindible para todo peruano que quiera entender ese período de nuestra historia, pero es particularmente imperdible para aquellos que, desde las izquierdas, tuvieron su mayor oportunidad política por esos años y no entendieron el llamado del pueblo que, finalmente, viró hacia opciones insanas que nos trajeron dolor y tragedia.
Las actuaciones son soberbias y Leonardo Torres se encumbra como uno de nuestros mejores actores en un doble papel (de niño y adulto) conmovedor. Gustavo Mayer es un izquierdista de cafetín tan convincente que casi le puse el nombre y el apellido de varios de mis amigos. Y nota aparte merece Renzo Schuller como el Cristo subversivo y coprolálico que se roba el show y las risas.
Hay que ver "Respira" aunque sólo sea para saber por qué andamos como andamos y para entender por qué el 2011 se dará entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Ah, y para divertirse.
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