domingo, 14 de marzo de 2010

Murio Delibes

Valladolid se vuelca en el último adiós a Miguel Delibes

Miles de vallisoletanos despiden al novelista "más emblemático de la amplia comunidad de hispanohablantes"

Los nietos de Delibes portan el féretro.

REUTERS Valladolid

El escritor Miguel Delibes recibió este sábado el último adiós en un funeral oficiando en la catedral de Valladolid, durante el que se dijo que era el novelista "más emblemático" no sólo de España sino también de "la amplia comunidad de hispanohablantes".

Los restos mortales de Delibes, fallecido ayer a los 89 años, fueron posteriormente incinerados y sus cenizas se depositaron en el Panteón de Ilustres del cementerio del Carmen de la ciudad.

El académico y patriarca de las letras españolas recibió hoy, durante el traslado del féretro con sus restos, desde el Ayuntamiento a la Catedral y en el posterior funeral, el unánime reconocimiento social, institucional y popular.

La herreriana catedral de Santa María, de trazo austero pero de sólida factura como la prosa de Delibes, albergó el último tributo a quien "nos enseñó a mirar", dedicatoria de una de las centenares de coronas de flores y firmada por "Pacífico Pérez", protagonista de "La guerra de nuestros antepasados".

España entera

"No sólo Valladolid tiene en él a su novelista más emblemático, sino España entera y también la amplia comunidad de hispanohablantes", señaló durante su homilía el administrador diocesano de Valladolid, Félix López Zarzuelo.

En sus obras, no sólo se ocupó del hombre desde la infancia ("El príncipe destronado") y la adolescencia ("El camino") sino también de la promoción de la mujer ("Cinco horas con Mario") y abordó los valores de la familia ("Mi idolatrado hijo Sisí"), señaló López Zarzuelo.

Delibes, maestro de la narrativa del siglo XX, no se olvidó de los más desfavorecidos ("Los santos inocentes"); ensalzó la sabiduría del mundo rural ("El disputado voto del señor Cayo") y apeló a la concordia con quienes piensan distinto ("El hereje").

López Zarzuelo se hizo eco de la "deuda impagable" contraída con un periodista y narrador "a quien no sólo debemos un sólido manejo del idioma", sino también el haber puesto su talento "al servicio de la verdad desde su encarnación en el humanismo cristiano".

Al finalizar la Eucaristía, el mayor de los siete hijos de Delibes, Miguel, agradeció las numerosas pruebas de afecto que ha recibido la familia y la figura de su padre, "que en los últimos tiempos tenía más ilusión en la otra vida que en ésta", dijo.

Entre los asistentes al funeral, estaba la vicepresidente primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

El ataúd con los restos mortales de Delibes salieron del Ayuntamiento de Valladolid, donde estaba instalada la capilla ardiente, en dirección a la Catedral, camino en el que aguardan centenares de personas para rendir un último tributo al escritor.

20.000 personas

Entre ayer y hoy unas 20.000 personas mostraron sus respetos a Delibes en la capilla ardiente, donde se acumularon coronas de flores junto a las dedicatorias que cientos de ciudadanos dejaron en los libros de pésame.

"Aunque te vayas, sigue escribiendo", escrito con trazo infantil y firmado por una niña, es uno de los mensajes recogidos en la docena larga de libros de condolencias, que han reunido gavillas de comentarios, elogios y agradecimientos con la sencillez de la inspiración, el calor de lo espontáneo y el candor de lo popular.

"Con el cariño de un marfileño muy atento a tu aporte a la cultura universal" o "El mundo, Valladolid y mi preciado país Costa Rica lamentan de todo corazón tu partida" son otras de las dedicatorias.

La sencillez y los temas de las novelas de Delibes dejaron un poso en la memoria de algunos de sus paisanos, gracias a las semejanzas entre su vida y las que en sus obras desmenuzó: "Yo fui un niño que vino a estudiar a 'la capital'. Luego leí mi historia en 'El Camino'", describía una de las frases incluidas en un libro de condolencias.

"El horizonte, la paloma, la perdiz roja, los campos dorados de Castilla... tu universo... Sigue Miguel", reza a modo de epitafio otra de las dedicatorias contenidas en el anónimo libro ya cerrado

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