viernes, 19 de marzo de 2010

Nueva generacion

La nueva generación política

Por: Enrique Bernales B Jurista
Viernes 19 de Marzo del 2010

Recientemente fui invitado a dictar una charla para jóvenes agrupados en el Frente Nacional de Juventudes. Me complació su reacción positiva (algunos con militancia, inclusive) cuando abordé el tema de la corrupción y señalé que ese asunto era como un cáncer terminal para cualquier país, porque destruye el tejido social, elimina la conciencia valorativa que debe anidar en la conducta ciudadana y porque si ella se entroniza en el poder no hay futuro digno para nadie.

Una sociedad corrompida y sin valores, donde lo que se aprecia es la viveza y la honestidad es tomada como lentitud de reflejos; donde todo se compra y todo se vende; en la que cualquier atajo es válido y el camino recto es "la ruta de los tontos" está condenada a relaciones injustas donde la trampa y el engaño le cierran el paso a la igualdad de oportunidades y a mínimos de bienestar para todos.

En estas situaciones, en las que la corrupción afecta un país, son los jóvenes quienes más rápidamente reaccionan rechazándola. Sus reclamos de honradez interpelan a los políticos, confrontándolos contra el uso de argucias y ambigüedades que en la práctica se traduce en tolerancia con los corruptos. Recuérdese al respecto la participación de agrupaciones juveniles que fue capital en las movilizaciones del año 2000, que acabaron con el fujimorato.

La reacción natural antico-rrupción de los jóvenes debería ser un elemento a tomar en cuenta por los políticos. El tema de la lucha contra la corrupción sería entonces asumido como una bandera. Una conducta pérfida que los jóvenes rechazan es el llamado transfuguismo. Muchos jóvenes apoyaron a Pérez de Cuéllar contra Fujimori; luego a Toledo cuando la dictadura arreciaba y buscaba su tercera elección; respaldaron, asimismo, a Paniagua en la transición a la democracia. En estas personalidades había una trayectoria democrática; ella les valió el apoyo a sus candidaturas más allá de las naturales discrepancias políticas y nadie habría podido imputarles asociación o complacencia con el transfuguismo y tampoco deslealtad a los principios.

Por eso los jóvenes deben encaramarse en la batalla electoral y avisarles a los ciudadanos quién es quién en esta elección. Decíamos en un anterior artículo que el transfuguismo es una forma de mercenarismo en la política y quien se vende y se ofrece solo por cálculo electorero no merece ganar. El verdadero político es el que hace magisterio de decencia y docencia de la verdad. Estoy convencido de que esto es lo que los jóvenes del Perú reclaman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario