lunes, 5 de julio de 2010

Ku Klux Klan

Horace Sherman Miller creó su propio 'Klan de Caballeros Arios' y lanzó una cruzada en Suramérica

Ku Klux Cali, en los sesenta

Por: Tatiana Acevedo Guerrero*
De cómo en una inaudita carta el fundador de una filial del Ku Klux Klan le pide permiso al presidente Lleras Camargo  para realizar una convención en el Pacífico colombiano.     
Propaganda Ku Klux Klan Propaganda difundida contra la abolición de la esclavitud y la inmigración de judíos y latinoamericanos.

Quien revisa archivos históricos debe tener paciencia, pues la memoria escrita del país, guardada en polvorientos folios, carpetas y cajas, no es fácil de desentrañar. No obstante, en la conquista de un archivo se encuentra de vez en cuando un documento excepcional. Dentro de la colección de documentos del Ministerio de Gobierno, en el Archivo General de la Nación, reposa la carta dirigida, en 1961, por el ciudadano norteamericano Horace Sherman Miller al entonces presidente de la República, Alberto Lleras Camargo.

Horace Sherman Miller ocupó durante su juventud distintas posiciones en compañías de ferrocarriles y sirvió a los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.  Tras caer gravemente enfermo de tuberculosis quedó impedido para trabajar y fue abandonado por su esposa Della. Regresó a su casa materna en la calurosa provincia de Waco, Texas, donde se vinculó a una de las filiales del Ku Klux Klan, que para entonces predicaba la supremacía de la raza blanca, la homofobia y el antisemitismo. Continuos desacuerdos con sus compañeros de grupo lo llevaron a independizarse, a crear su propio Klan de Caballeros Arios y emprender una cruzada para difundir las ideas de supremacía blanca en países de Centro y Suramérica.

Esta cruzada incluyó a Colombia como destino idóneo para realizar, según consta en la carta, "una gran reunión pública", en la que miembros del Klan y ciudadanos podrían intercambiar ideas y lograr un "acercamiento cultural".  En la tertulia, Horace Sherman Miller tendría la oportunidad de compartir sus creencias, fundamentadas en un orden "natural" y "perfecto", en el que existían la esclavitud, la servidumbre y las incompatibilidades entre clases sociales y razas.

De acuerdo con otro documento de corte panfletario, uno que acompaña la carta, este mundo "ideal" en el que hombres blancos y trabajadores podían gozar de "libertad" fue seriamente perturbado por un grupo de filósofos y pseudointelectuales "con doctorados", quienes introdujeron el sofisma de la igualdad.

Según lo afirmado en la carta, la ciudad de Cali, en el departamento del Valle, encarnaba una posición estratégica para la difusión de estos pensamientos. Cali, ciudad con la mayor población negra del país, fue la escogida a solicitud de "numerosos periodistas" ávidos de la presencia en nuestro país de los Caballeros Arios del Klan. 

Pese a que la reunión estaba citada para el mes de febrero de 1962, el permiso para llevarla a cabo fue negado. La negativa no se dio, como podría pensarse, por acatar principios constitucionales o por razones ideológicas. Simplemente, en la Colombia de inicios del Frente Nacional, estaba terminantemente prohibido realizar reuniones públicas debido al estado de sitio interpuesto años atrás como solución a la lucha entre liberales y conservadores. 

En la respuesta, que también fue posible rastrear, tanto Alberto Lleras Camargo como su ministro de Gobierno, Fernando Londoño, deploran tener que negar el permiso para tan importante reunión y son enfáticos al señalar que, de no encontrarse el país bajo el estado de sitio, la reunión podría realizarse con total libertad. 

Un gobierno que enarboló las banderas del progreso y la modernización del país no difundiría ideas racistas ni permitiría la explotación de afrodescendientes. Pero tal vez permitiría que otros lo hicieran.

*Antropóloga,  profesora de  la Universidad Nacional acevedo.tatiana@gmail.com

  • Tatiana Acevedo Guerrero* | Elespectador.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario