Sobre seudoneuronas
22 de Febrero del 2010 LIMA | Además de analistas sesudos en política y economía (Valdivia, Barba, Trahtemberg, PPK, Chlimper, Blume, Prialé, Saldaña, Barnechea, etc.) y veteranas plumas de mucho lustre (Rey de Castro con su señera "Torre de Papel", el senador Rolando Breña), en Correo también nos preocupamos de buscar columnistas iconoclastas, gente que remueva con sus opiniones muy distintas de lo "políticamente correcto", como "La Ortiga", Santiváñez, Favre o Garrido Koechlin).
Recientemente incorporamos a Carlos Meléndez, que nos enriquece con una óptica crítica muy original. Su última columna del sábado (El fracaso del intelectual "comprometido") ha sido tan punzante y lúcida que creo que vale la pena que hoy nuevamente adorne nuestras páginas desde este rincón. Pocas veces he visto desnudar tan bien la tremenda pobreza intelectual y la mezquindad de nuestra supuesta "clase intelectual", cuya mayoría no pasan de ser papagayos rojos y caviares, que sirvieron (¡y después "rajan" de ellos!) a Velasco, a Fujimori (Macera en el Congreso, Nelson Manrique en El Peruano) a Toledo (Sinesio López en la Biblioteca Nacional) y ahora a Humala (Beto Adrianzén). La transcribo: "Las ciencias sociales peruanas se han devaluado más que el Inti-Millón del primer gobierno de Alan. Si hay algo así como un mainstream del académico local, éste se reduce a un manojo de ideas fuerza: la culpa de todo la tienen los españoles, los chilenos, los apristas, el imperialismo neoliberal y sus "felipillos". El empresario es "hambreador", el Estado es "asesino". Y en el súmmum ultra de su búsqueda de aplausos baratos lanzan la explicación `primicia chocherita`: la pobreza como la varita mágica que explica Sendero, la caída de los partidos, el transfuguismo, Abencia, Tongo, Bayly.
Su lectura del país, altamente ideologizada y antojadiza, no pugna por evidencias más allá de los estados de ánimo de sus depresivos colegas, quienes 'sufren' el país desde la comodidad de alguien que explica Bagua tomando un capuchino latte en el Óvalo Gutiérrez o desde un (auto)destructivo blog 'newyorkino que le arruga a las leyes peruanas. Este 'intelectual ideologizado ha hecho que las interpretaciones del Perú se estanquen en los ochenta. No se ha actualizado el debate en 30 años y seguimos atrapados en la dicotomía 'Desborde Popular'/'El Otro Sendero'.
Para pasar piola apelan a la 'relevancia de epifenómenos-revista- `Somos` como los cómicos ambulantes de la Plaza San Martín o la cumbia del Cono Norte. Así, los estudios sobre la subalternidad terminan siendo un by-product inofensivo del pensamiento guía del intelectual 'comprometido', que nos tira el mismo cuento siempre: la Colonia, los chilenos, los apristas, el neoliberalismo, Abencia, Tongo, Bayly� (Sí cuñao).
Esta academia comprometida es la responsable que no comprendamos nuestro país a pesar de tanto seminario y fondo editorial. Precisamente los que acusan de responsabilidad política a diestra y siniestra, no asumen la suya. Esa intelectualidad de (dizque) puño alzado en 50 años no nos ha dicho nada más que la Colonia, el APRA, el neoliberalismo, Tongo, blablablá; mientras siguen habiendo Baguas, outsiders, tránsfugas. Esa intelectualidad ha fracasado y debe ser superada por otra más fiel al trabajo empírico, al dato concreto, duela a quien duela. La objetividad, así entendida, sea quizás tan utópica como la revolución, pero le ha llegado su turno.
Lamentablemente, si alguien está dispuesto a retar, a poner en duda, o discutir la opinología de la `academia-Avenida-Wilson-todo-Arequipa-pie-derecho` es rápidamente abucheado y maleteado por el callejón oscuro de la ignorancia atrevida: `eres de derecha, un agente de la CIA, un positivista, un cínico de falsa humildad, un defensor del sistema realmente existente, intelectualmente deshonesto, tu trabajo es una malagua`. Esto le ha sucedido recientemente a Martín Tanaka, a quien sólo se le podría acusar de propugnar la honestidad brutal de quien busca la imparcialidad. Como me dijo Ramón Ponce, Tanaka debe sentirse como John Wayne en un escenario de Risas y salsas
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