Nostalgias sobre Haya
23 de Febrero del 2010
LIMA | -A qué punto ha llegado el hampa en nuestro país de ser demencialmente temeraria que una banda tiene el desparpajo de planear asaltar cuatro bancos y un courier de dinero en el Jockey Plaza un domingo al mediodía. ¿Qué sigue con tanta conchudez? ¿Asaltar el BCR? ¿Entrar a Palacio y "cuadrar" a Alan? ¿Secuestrar y pedir rescate por el ministro del Interior? ¿Robar al Congreso (¡eso sí les puede salir al revés)? -El Perú, país de olvidos históricos, vio pasar ayer el natalicio de Haya sin mayor pestañeo, salvo el papayazo que le cayó a Mulder durante una pequeña manifestación. "Sic gloria transit mundi" (así pasa la gloria del mundo), decían los romanos. Toda esta indiferencia hacia el aniversario del actor político peruano más importante del siglo XX (escoltado por Leguía, FBT y Fujimori. Ojo que no examino méritos y deméritos, sino relevancia y que elimino golpistas militares como Benavides, Odría y Velasco) me recuerda ese comienzo de la vieja novela de Harold Robbins Los aventureros (lo único bueno que escribió este productor ligero de "best sellers" pues luego degeneró en la pornografía), cuando ni tres personas acuden a un cementerio para recordar tras pocos años de su muerte a un joven caudillo que había tenido a un país en sus manos.
Pocos hombres fueron adulados, amados, odiados y temidos en nuestro país como Haya. ¿Y qué queda? Una estatua por el Estadio Nacional, una ideología desfasada, un partido siempre caudillista (Alan es virtualmente el "Jefe Máximo"), pero sin los segundos de antes (Seoane, LAS, Prialé, Villanueva, Townsend) y el bastión simbólico de Trujillo perdido electoralmente. Nadie de adentro se pone a leer a Rawls y otros pensadores para renovar la ideología dentro de la socialdemocracia, nadie busca captar cuadros tecnocráticos propios, nadie remoza los cuadros partidarios provincianos, nadie fomenta el actuar político en las universidades, nadie organiza medios propios (han dejado extinguirse La Tribuna y varias radios que antes tenían).
Un hombre de acción como Haya se sentiría muy deprimido de contemplar su legado en estos momentos, aunque me imagino que se consolaría con la visión de lo que ha quedado de la izquierda (por lo menos el moscovita PCP-Unidad era un relojito de organizado y activo) y de su viejo rival Acción Popular (cuya decadencia es tal que Lescano está negociando acuerdos con los neovelasquistas de Humala. ¡FBT le escupiría en la cara de estar vivo!). Me imagino que Haya hubiera querido acabar tan recordado y actual como Perón, que el aprismo de hoy sea como ese gran paraguas competitivo, donde los peronistas de centro, derecha e izquierda pujan entre ellos para controlar el Justicialismo y luego acceder al poder, donde hay tal renovación competitiva que te sale fácil un Menem, un Kirchner y después probablemente un Reutemann de gobernante. Creo que eso le hubiera gustado más a Haya que algo tipo el PRI mexicano. O tal vez como su amigo Pepe Figueres, cuya agrupación Liberación Nacional es el principal referente político de Costa Rica y una máquina de ganar elecciones.
¿Se acabaron los partidos? ¿Se acabaron las ideologías? ¿Las elecciones consistirán en caudillos episódicos y pragmáticos? ¿Ya no hay sitio para los Haya en el mundo de hoy? ¿Se acabó la pasión por la política? ¿Todo eso es necesariamente malo? ¿No es en parte, sólo en parte, mejor que hayan acabado los sectarismos y las anteojeras de las ideologías, que hasta llegaron a justificar matanzas?
Aldo Mariategui
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