lunes, 22 de febrero de 2010

Carencil para la memoria

RINCÓN DEL AUTOR

Verdad y memoria

Por: Richard Webb
Lunes 22 de Febrero del 2010

Conversando con Pablo Macera, Jorge Basadre confesó que su historia benévola de la República peruana incurre en "una exageración controlada". Según Basadre, era necesario corregir una leyenda negra. "No poseemos el privilegio de haber tenido en las generaciones anteriores únicamente perversos, delincuentes o tarados. Ha habido también aquí gente proba y sana". Usando la exageración, Basadre quiso acercarnos a la verdad. En su reciente obra, "Juegos peligrosos", la historiadora Margaret MacMillan advierte sobre el uso y abuso de la historia, enfatizando la selectividad, la maleabilidad y las mañas que practican los historiadores. La historia, dice, consiste en recordar el pasado, pero también en decidir qué es lo que debemos olvidar.

La reconciliación es una experiencia normal de la vida personal, un pasaje delicado y doloroso, y navegarlo es un arte de la vida. El dilema central se presenta cuando debemos escoger entre dos valores, la paz y la verdad. Sin verdad no es posible reconciliar; pero cuando la reconciliación es urgente, el recuerdo selectivo y la verdad parcial pueden ser virtudes, e insistir en la verdad desnuda, un fanatismo. Esa sabiduría y flexibilidad de la vida personal no es fácilmente transferible a la vida pública, donde la reconciliación es un arte naciente. En el último cuarto de siglo se cuentan 17 países que han creado comisiones de la verdad para sanar los traumas dejados por conflictos civiles, genocidios, dictaduras y el apartheid, incluyendo la CRV peruana en 2003. Hoy se ha decidido reforzar su trabajo creando un "lugar de la memoria". Era de esperar que los resultados fueran materia de debate, pero creo probable que en algún grado ha contribuido a reducir la tensión colectiva.

No obstante, queda la pregunta sobre si las verdades de la CVR peruana son como las de Basadre, una exageración con buena intención. Dos hechos levantan esa duda. Uno fue que al formar la comisión con miembros de abierta militancia política se olvidó la regla de la mujer del César. Otro fue el manejo estadístico de la CVR, presentando cifras del número de víctimas que pretenden tener una exactitud absurda e inexistente; y peor aún, equiparando los crímenes decididos como fría política de subversión con los que se produjeron por obra de una desesperada, confusa y mal informada defensa de la democracia, defensa que nos salvó de un huaico de atrocidades. Sugiero un museo adicional para recordar lo que pudo ser, de no haberse capturado a Abimael Guzmán.



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