Aldo MariáteguiLA COLUMNA DEL DIRECTORSuscríbete a esta columna |
La OPA y "Pan Grande"
09 de Noviembre del 2010LIMA | - Me parecieron geniales dos descripciones que ayer me dieron un par de agudos observadores para graficar algunos detalles de la política local actual. Sobre esas pintas chakanas acerca de que con Toledo se compraban 12 panes con un sol, un amigo me recordó que éste estaba imitando la campaña de hace 100 años del ex presidente Billinghurst, al que apodaron "Pan Grande" por basar su campaña en esa promesa alimenticia.
Y otro amigo me resaltó que Daniel Córdova, economista experto en finanzas, lo que en realidad estaba haciendo era lanzar una Oferta Pública de Adquisición (OPA) de tipo hostil sobre el PPC, maniobra que se hace en la Bolsa para controlar una empresa cuyos socios no están de acuerdo con el ingreso del nuevo accionista.
- "Primero mataremos a todos los subversivos. Luego mataremos a sus colaboradores. Después a sus simpatizantes. Enseguida a aquellos que permanecen indiferentes. Finalmente, mataremos a los tímidos" (Gral. Ibérico Saint Jean, gobernador de la provincia de Buenos Aires).
"No, no se podía fusilar. Pongamos un número. Pongamos cinco mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado (nota: aguantado) los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario... Y así hasta cinco mil. No había otra manera. Todos estuvimos de acuerdo en esto. Y el que no estuvo de acuerdo, se fue. ¿Dar a conocer dónde están los restos? ¿Pero, qué es lo que podemos señalar? ¿En el mar, el Río de la Plata, el riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: ¿quién mató? ¿Dónde? Cómo?" (Gral. Jorge Rafael Videla, ex dictador argentino).
Estas dos macabras declaraciones resumen lo que fue, por lejos, la más sangrienta, corrupta e ineficiente de las dictaduras militares que han asolado nuestro continente, tan demencial que se le ocurrió enfrentar bélicamente a Inglaterra por unas heladas islas desoladas ("dos calvos peleándose por un peine", como genialmente Borges definió a ese conflicto) y sufrir tal pateadura que tuvo que dejar el poder, pagar parcialmente sus culpas (porque Menem increíblemente les dio el indulto, al igual que a los Montoneros, lo que fue revertido) y observar cómo las otrora todopoderosas FF.AA. gauchas eran prácticamente extinguidas (su poder de fuego actual es mínimo, incluso inferior a nuestro alicaído Ejército. Ya ni siquiera suponen una hipótesis de guerra para los chilenos, que les ganan sólo con sus Carabineros).
Viene a cuento recordar estas horripilantes palabras porque ayer murió Emilio Massera, un gánster de marca mayor (hacen mal los incautos e ignorantes que circulan a veces unas declaraciones suyas por internet como alegato contra los caviares: Massera es un impresentable) que, como almirante, integró la junta militar presidida por Videla tras el derrocamiento del caótico gobierno de Isabelita Perón en marzo de 1976. Ojo que por repudiar a esta dictadura no se puede dejar de repudiar igualmente a esos terroristas de los Montoneros o del ERP, asesinos dirigidos por Firmenich, Vaca Narvaja, Abal Medina, Perdía, Galimberti, Arrostito Santucho, Gorriarán y otros criminales que conjuraron la gran tormenta de la dictadura con sus atentados.
Por eso es una vergüenza que Menem y los Kirchner no sólo hayan reciclado a buena cantidad de Montoneros en sus gobiernos como funcionarios públicos, sino que Firmenich haya sido indultado y viva tranquilamente en Barcelona. El doble rasero: Firmenich es tan responsable como Massera de ese baño de sangre.
Como Andrés Pascal Allende, líder del MIR chileno, lo fue de lo que pasó durante el gobierno de Pinochet. O el tupamaro Raúl Sendic de lo que ocurrió en el régimen de Bordaberry. A este último lo encarcelan de nuevo mientras que los tupamaros andan libres. No por ser izquierdista se es menos culpable.
Lo más gracioso es que Firmenich se reunía con Massera en París mientras sus combatientes se mataban. Por eso asesinaron a la diplomática argentina Helena Holmberg, por ser testigo de esas reuniones contra natura.
Y otro amigo me resaltó que Daniel Córdova, economista experto en finanzas, lo que en realidad estaba haciendo era lanzar una Oferta Pública de Adquisición (OPA) de tipo hostil sobre el PPC, maniobra que se hace en la Bolsa para controlar una empresa cuyos socios no están de acuerdo con el ingreso del nuevo accionista.
- "Primero mataremos a todos los subversivos. Luego mataremos a sus colaboradores. Después a sus simpatizantes. Enseguida a aquellos que permanecen indiferentes. Finalmente, mataremos a los tímidos" (Gral. Ibérico Saint Jean, gobernador de la provincia de Buenos Aires).
"No, no se podía fusilar. Pongamos un número. Pongamos cinco mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado (nota: aguantado) los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario... Y así hasta cinco mil. No había otra manera. Todos estuvimos de acuerdo en esto. Y el que no estuvo de acuerdo, se fue. ¿Dar a conocer dónde están los restos? ¿Pero, qué es lo que podemos señalar? ¿En el mar, el Río de la Plata, el riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: ¿quién mató? ¿Dónde? Cómo?" (Gral. Jorge Rafael Videla, ex dictador argentino).
Estas dos macabras declaraciones resumen lo que fue, por lejos, la más sangrienta, corrupta e ineficiente de las dictaduras militares que han asolado nuestro continente, tan demencial que se le ocurrió enfrentar bélicamente a Inglaterra por unas heladas islas desoladas ("dos calvos peleándose por un peine", como genialmente Borges definió a ese conflicto) y sufrir tal pateadura que tuvo que dejar el poder, pagar parcialmente sus culpas (porque Menem increíblemente les dio el indulto, al igual que a los Montoneros, lo que fue revertido) y observar cómo las otrora todopoderosas FF.AA. gauchas eran prácticamente extinguidas (su poder de fuego actual es mínimo, incluso inferior a nuestro alicaído Ejército. Ya ni siquiera suponen una hipótesis de guerra para los chilenos, que les ganan sólo con sus Carabineros).
Viene a cuento recordar estas horripilantes palabras porque ayer murió Emilio Massera, un gánster de marca mayor (hacen mal los incautos e ignorantes que circulan a veces unas declaraciones suyas por internet como alegato contra los caviares: Massera es un impresentable) que, como almirante, integró la junta militar presidida por Videla tras el derrocamiento del caótico gobierno de Isabelita Perón en marzo de 1976. Ojo que por repudiar a esta dictadura no se puede dejar de repudiar igualmente a esos terroristas de los Montoneros o del ERP, asesinos dirigidos por Firmenich, Vaca Narvaja, Abal Medina, Perdía, Galimberti, Arrostito Santucho, Gorriarán y otros criminales que conjuraron la gran tormenta de la dictadura con sus atentados.
Por eso es una vergüenza que Menem y los Kirchner no sólo hayan reciclado a buena cantidad de Montoneros en sus gobiernos como funcionarios públicos, sino que Firmenich haya sido indultado y viva tranquilamente en Barcelona. El doble rasero: Firmenich es tan responsable como Massera de ese baño de sangre.
Como Andrés Pascal Allende, líder del MIR chileno, lo fue de lo que pasó durante el gobierno de Pinochet. O el tupamaro Raúl Sendic de lo que ocurrió en el régimen de Bordaberry. A este último lo encarcelan de nuevo mientras que los tupamaros andan libres. No por ser izquierdista se es menos culpable.
Lo más gracioso es que Firmenich se reunía con Massera en París mientras sus combatientes se mataban. Por eso asesinaron a la diplomática argentina Helena Holmberg, por ser testigo de esas reuniones contra natura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario