viernes, 18 de marzo de 2011

Velazco mando quemar libro de Vargas Llosa

Homenaje al cadete de la literatura universal

Por: Katherine Subirana Abanto
Viernes 18 de Marzo del 2011

"Todos somos jaguares". Víctor Flores y Luis Huarcaya sueltan la frase y –a pesar del terno elegante, los años y las canas– vuelven a ser los cadetes que en 1950 habitaban las aulas del Colegio Militar Leoncio Prado.

Flores y Huarcaya fueron compañeros de aula y de cuadra del cadete Vargas Llosa: los tres forman parte de la séptima promoción del colegio militar, y se reencontraron ayer en el homenaje que la institución que los vio crecer ofreció a nuestro premio Nobel.

HONOR Y GLORIA
"Mario Vargas Llosa vistió el mismo uniforme azul que ustedes, cadetes". Al director del colegio, coronel EP David Ojeda, no se le quebró la voz ni una sola vez durante su discurso de homenaje. Parecía que con la firmeza de sus palabras quería que los cadetes compartieran un poco de la grandeza de Vargas Llosa.

El escritor escuchaba feliz. La felicidad no se le borró del rostro desde el inicio de la ceremonia, cuando Carlos Tufino, cadete del quinto año, recitó un poema creado en su honor.

"Aquí está el cadete en sus orígenes, antes de lanzar su pluma al mundo", dijo. Y Vargas Llosa no cesó de aplaudir luego de escucharlo, pues Tufino habló del Jaguar, del Poeta, de la ciudad y de los perros; de aquella novela y del colegio que el escritor consagró a perpetuidad.

Atrás quedó la historia de cuando la dictadura militar mandó quemar "La ciudad y los perros", aduciendo que denigraba al glorioso Colegio Militar Leoncio Prado. Ahora, dicho colegio le agradecía al escritor su existencia.

El premio Nobel de Literatura también dio un emotivo discurso en el que hizo esfuerzos por no quebrarse. "Sigan sus sueños, cadetes. Elijan su futuro por vocación [...] que desde cualquier vocación se puede trabajar por el Perú [...] Y la batalla del futuro, para hacer este Perú más grande, deben darla ustedes", los aconsejó.

Así, Mario Vargas Llosa se reencontró con sus amigos de promoción y compartió con ellos minutos de nostalgias antes de fundirse en un fraternal abrazo. Ayer, ellos volvieron a tener 14 años. Ayer, Víctor, Luis y Mario volvieron a ser los perros de la década del 50.

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